Después de esta semana de "comprobación", de demostrarme a mí misma que puedo vivir con menos recursos, saco la conclusión de que realmente no sirve de nada (a nivel colectivo, me refiero) intentar reducir nuestro gasto de recursos. Esto es imparable.
No es que sea una "pesimista empedernida", es que pienso que hasta que no nos demos de bruces con la realidad, no vamos a reaccionar.
Un amigo me habló de un ruso-americano llamado Dmitry Orlov, que sostiene que serán los que estén más preparados para prescindir de una serie de recursos los que llevarán mejor el "cambio" al que nos enfrentamos.
A nivel individual si me ha servido de mucho, puedo seguir evolucionando, acometiendo pequeños-grandes cambios, enseñando a mis hijos el valor de las cosas, y siendo consciente de lo que quiero en mi vida...
He sentido el apoyo y el rechazo, las miradas de la gente, la incredulidad, y he tenido momentos de gran desánimo que habían estado precedidos de muchas ganas y fuerza por ver hasta dónde se puede llegar.
Aunque lo que opinen los demás no es importante ¿no?, lo importante es creer en lo que uno hace, ser coherente entre lo que se piensa y se hace.
Nosotros, cada uno, somos responsables de nuestros actos, no los gobiernos, ni los empresarios, ni los diseñadores, ni los médicos, ni los arquitectos, CADA UNO.
Además, he sentido que "contar" lo que uno hace no sirve para mucho. La gente que quiere hacer algo, lo hace. La gente que no se da cuenta o no quiere hacer nada, se siente juzgada. Me planteo si escribir lo que hago o siento tiene algún sentido, ¿lo tiene?